La línea de crédito es una extensión de dinero con un límite establecido que una institución financiera otorga a un cliente durante un periodo determinado; de manera que el cliente puede hacer uso de esta cuenta las veces que quiera, según sus necesidades, siempre que se mantenga dentro de los límites establecidos y cumpla con la obligación de que al haber concluido el plazo, deberá pagar el total del saldo inicial.

Después de usar una parte o toda la línea de crédito, a fin de mes, el cliente cuenta con un lapso para devolver lo consumido más intereses, los cuales se cobran por el tiempo y el importe del que se haya dispuesto, aunque también se puede cobrar una comisión mínima sobre el saldo no utilizado.

Es importante mencionar que en este tipo de financiamiento, la tasa de interés suele ser más alta que otros productos financieros, por lo que una línea de crédito es mejor para las necesidades de efectivo a corto plazo que para las inversiones a largo plazo.

Por sus características, podría pensarse que la línea de crédito es un préstamo, sin embargo, tiene importantes diferencias pues en la línea de crédito se tiene disponibilidad inmediata del capital, además, los intereses se pagan cuando se dispone del capital.

Normalmente el plazo de la línea de crédito es de un año, aunque puede ser superior si así lo establece el contrato y se puede renovar varias veces a su vencimiento.

La línea de crédito la establece el banco para la cual toman en cuenta los siguientes factores:

Ingresos comprobables: Reflejados en tus estados de cuenta bancarios o documentos como recibos de nómina u honorarios.

Historial crediticio: Reflejado en el buen o mal manejo de las tarjetas de crédito que hayas tenido con anterioridad.

Comportamiento crediticio: Reflejado principalmente en el manejo de tus pagos. ¿Estás pagando todo lo que gastas en crédito?

Deudas corrientes: Los bancos toman en cuenta si ya tienes otras líneas de crédito con alguna otra entidad financiera o bien, si te han otorgado algún préstamo que aún estés pagando.

¿Cuándo aceptar una línea de crédito?

Si te falta liquidez para:

Adquirir productos o servicios (ya sea en tiendas o en línea) en parcialidades o mensualidades sin intereses. Este tipo de compras pueden resultar muy cómodas pero debes ser cuidadoso para no utilizar tu crédito en numerosas compras con esta modalidad, pues tendrás que hacer un pago mensual mayor a lo planeado al sumar todos estos pequeños pagos parciales.
Pagar servicios como teléfono, agua, luz, gas, entre otros y una manera práctica de utilizar tu crédito es domiciliando estos pagos.
Hacer compras en línea a un precio más bajo que se ofrecen en las distintas plataformas de las tiendas departamentales. Para aprovechar estas ofertas, se requiere del pago a crédito. En este caso, estarás aprovechando una de las ventajas de contar con este método de pago.
Crear historial crediticio, el cual permite que las entidades financieras sepan acerca de tu comportamiento en temas de créditos y en el manejo de tus finanzas y puedan decidir si eres candidato a algún crédito mayor.

¿Por qué no es recomendable aceptar una línea de crédito?

Es muy importante tener claro que la línea de crédito no es una extensión de tu salario, pues es dinero que tendrás que pagar al banco ya que es un compromiso y no un extra.

Si no pagas al menos la cantidad mínima estipulada en tu estado de cuenta, tu historial crediticio se verá afectado y se reflejará en el  Buró de Crédito, es importante mencionar que la deuda se mantiene y los intereses harán que la deuda sea cada vez más grande.

Si el crédito otorgado no es utilizado de manera responsable puedes caer en sobreendeudamiento. Evita caer en gastos innecesarios y toma en cuenta que todos los pagos realizados con crédito llevan una comisión por disposición e intereses en caso de no pagar el total del dinero del que se dispuso.

En conclusión, la línea de crédito debe ser usada solo en casos extremos cuando necesitamos liquidez urgente y por periodos cortos de tiempo esto, debido a los altos costos asociados a su uso. Este servicio financiero obliga a los usuarios a ser muy cuidadosos, pues tener el dinero a tan fácil disposición puede ser contraproducente.

Lo más recomendable es que tus compromisos en cuanto a deudas no superen el 40 por ciento de tus ingresos. Como cualquier producto financiero, debes usarla con mucha responsabilidad, evaluando los pagos que serán comprometidos, ya que si no la administras de forma adecuada, podrías endeudarte y afectar tus finanzas personales.

Ésta, es una herramienta útil, pero si con frecuencia mantienes un saldo alto, puedes reducir tu puntaje de crédito, de la misma manera que sucedería con una tarjeta de crédito. Las agencias de informes de crédito notan cuánto crédito utilizas en relación con la cantidad de crédito disponible.

Recuerda hacer uso de este servicio en caso de un imprevisto y siempre teniendo claro tu capacidad de pago ante el compromiso que adquieras y el tiempo en el que debas pagar.